FANTASMAGIA


fantasmagie

Presentación de la «Fantasmagia»

El Centro Internacional para el Estudio del Arte Fantástico y Mágico (abreviado: CIAFMA). Cuya sede se halla en Bélgica (161, Avenida Júpiter, Forest-Bruselas), tiene como finalidad el estudio objetivo y sistemático de todas las manifestaciones actuales de un conjunto de experiencias artisticás, tan antiguas sin duda como la humanidad (piénsese en las pinturas prehistóricas, que no eran en modo alguno un simple pasatiempo ni un juego, sino el fondo esencial de sus sortilegios) y que alcanzan hoy una expansión y una diversificación muy significativas. La multiplicación de las experiencias plásticas insólitas o suprarreales no es acaso una de las paradojas del arte contemporáneo, que coincide con el desarrollo de un espíritu «planetario» cada vez más riguroso y que pretende estar resueltamente liberado de las «viejas» obsesiones religiosas o mágicas? Asi es como el siglo XX habrá presenciado la evolución progresiva de un nuevo arte sagrado, emancipado de toda referencia concreta a las antiguas tradiciones espirituales. Son raros, en efecto, los maestros actuales del arte mágico que se consideran aún directamente vinculados a una filiación esotérica precisa. Y no obstante, algunos de ellos, como los dos pintores holandeses Diana y Johfra, dan una espléndida forma plástica a las iluminaciones y revelaciones ocultas de los Rosa Cruz; pero todavía son mucho menos numerosos los que siguen reivindicando el simbolismo religioso de la Iglesia católica (a pesar de la resonancia que ha tenido la conversión de Savador Dali). Por lo tantos, los maestros actuales del arte fantástico, salvo excepciones, prosiguen experiencias personales muy libres y con independencia de todo contexto oculto o religioso históricamente preexistente. Sin embargo, todos estos intrépidos buscadores vuelven a descubrir, gracias a sus propias iniciativas, las fuentes profundas que condicionaban inexorablemente los impulsos más viejos y las obsesiones mágicas de la humanidad. Es un hecho significativo que el arte más en consonancia con nuestra era «interplanetaria», el de los talentos que se abandonan al prodigioso vértigo del hombre de hoy ante los misterios del cosmos, coincide voluntariamente con las más elevadas revelaciones del esoterismo tradicional.Cuando un Max Bucaille o un Aubin Pasque nos proyectan sus fascinantes visiones cosmogónicas (lo mismo si se trata de nuestro planeta que de otros mundos), vuelven a encontrar el maravilloso fervor que se apoderaba del alquimista en el momento de reproducir toda la creación en su retorta, mediante una especie de modelo reducido en movimiento. Dónde convergen, pues, los determinismos sutiles de todas estas tentativas? Anuncian la próxima tradición sagrada – resurgimiento de viejas aspiraciones que reaparecen siempre a su hora, cuando ha dado la vuelta completa la gran rueda cíclica – que habrá de desarrollarse al final de este período? Hemos de hacernos inevitablemente esta pregunta, cuando las telas extraordinarias de una Leonor Fini parecen descubrirnos totalmente los arcanos más secretos (especulativos y rituales) de la futura religión matriarcal de la próxima y triunfal vuelta del «reino de las Madres»….

Basta con visitar las galerías de arte de todas las grandes ciundades europeas para darse cuenta de que lo fantástico y lo mágico ocupan en allas un lugar cada día más importante. Parece, incluso, que la «abstracción» más implacablemente informal no podrá sobrevivir, si no es sumergiéndose intrépidamente en el seno de los planos invisibles, aquéllos en que el ojo interior de los artistas videntes empieza a percibir las «cosas» suprarreales que vieron en otros tiempos los visionarios religiosos. Ahora bien, tenemos como ejemplo significativo el de la proliferación de las experiencias plásticas de tipo más o menos surrealistra, insólito o mágico (lo mismo voluntarias que involuntarias), que involuntarias), que ya parece totalmente independiente de los profundos trastornos actuales del orden social. Es el ejemplo de Yugoeslavia, con las extrañas obras de un Stancic o de un Vinko, como demostración de que el advenimiento del sistema socialistra no destruye esas aspiraciones excepcionales (por muy sometidas que estén a las influencias «laicistas»), a una nueva reconquista plástica de lo sagrado. Y los demás países marxistas nos reservan sin duda otras sorpresas en este aspecto, a poco que las consignas realistas acaben por perder su rigidez en el dominio del arte…

Acaso no era necesario y urgente proceder al estudio sistemático, absolutamente objetivo, de todas las tentativas, por diversas que sean, de un número creciente de artistas – jóvenes o en plena madurez – para explicar el eterno misterio y las vertiginosas esferas mágicas? Esto es precisamente lo que ha emprendido con paciencia el CIAFMA, al multiplicar para el público y los investigadores (ya sea en su boletín oficial Fantasmagie o en revistas afines) nuevas facilidades que permitan estudiar con simpatía esas innumerables tentativas. Y paralelamente, Fantasmagie se ha preocupado sin cesar y con la mayor valentía de fomentar en numerosos países las exposiciones, colectivas o individuales, tarea que, según se ha comprobado, era muy necesaria; pues, a pesar del número cada vez mayor de galerías de arte abierstas a estos ensayos, es absolutamente indispensable colmar las escandalosas lagunas artísticas que subsisten en las grandes capitales. Es preciso convenir en que muchos artistas fantásticos tropiezan todavía con un verdadero muro, sobre todo en el ámbito pictórico, donde los dogmas sectarios y la especulación convergen voluntariamente para bloquear el «mercado» del arte contemporánea en algunos de sus aspectos específicos.

Así pues, al multiplicar las bellas exposiciones, el CIAFMA habrá contribuído a quitar las anteojeras que, de manera tan arbitraria, restringen el valor estético y el carácter «actual» de un número muy limitado de experiencias artísticas. De este modo, no sólo se habrán revelado a un público de espíritu abierto nuevos creadores, sino también grandes artistas que cuentan con una obra importante, pero que (como Bucaille, Pasque, Leherb, Stancic, Greenens, Willinck, Vereecke, Gailliard, Eemans y algunos otros) esperaban todavía su consagracíon oficial, ya concedida, no obstante, a varios de sus contemporáneaos. Ni aun en el terreno artístico debe uno resignarse a la «fatalidad» ni a los errores de la «suerte», que deben combatirse siempre enérgicamente y sin desmayo…

El campo inmenso y pluriforme de las experiencias plásticas infatigablemente explorado por el grupo de Fantasmagie – y tan magnificamente ilustrado por todos sus creadores, tan diversos, pero siempre tan fraternalmente unidos en su búsqueda – Ileva el agua a nuestro molino, pues tenemos una convicción personal, con la que estamos muy encariñados. El arte fantástico y mágico representa la corriente más significativa (puesto que coincide muy a menudo con los nuevos impulsos planetarios y cósmicos) y más rica del siglo XX – y tanto más fértil en promesas, cuanto que permite hacer una magistral síntesis efectiva, y ello en múltiples direcciones, desde el arte «figurativo» al «no figarativo».

Y en las exploraciones que conciernen al verdadero espíritu «fantasmágico», no encontramos las obras dotadas del poder concreto de choque más intenso que existe? Las obras de arte fantástico y mágico (lo mismo si se trata de realizaciones más antiguas que de testimonios actuales) son las únicas capaces de romper hasta las necias barreras de que se rodea el ignorante o el filisteo. Cuando un cuadro está dotado de un poder de impacto que rebasa el plano estrictamente estético, actúa incluso sobre el espectador absolutamente alérgico al asombro artístico. El pequeño burgués más obtuso no podrá utilizar su mecanismo demasiado habitual de defensa (la risa cómoda y beatífica) cuando se encuentre en presencia de obras que realmente se le «echen encima» como fuerzas misteriosas. Ante un cuadro de Goya, de Jerónimo Bosch, de Max Ernst o de Leonor Fini, la risa cómoda del «tendero» se paraliza, y el único medio de defensa que le queda entonces es la huída.

Serge Hutin


ÉLOGE DE LA FANTASMAGIE

Le courant de fantasmagie qui établit à travers le monde des arts et de l’esprit un réseau sans cesse plus envahissant et plus dense, procède à la fois d’une curiosité et d’une prise de conscience.

Curiosité pour le merveilleux sous toutes ses formes, qui est un retour à l’enfance, donc une richesse; prise de conscience : dans tous les coins de la terre, il y a des créateurs et des êtres humains réceptifs qui se reconnaissent, se trouvent des goûts et des attirances analogues et se font une joie nouvelle de le proclamer. Qui saisit un secret, bien d’autres secrets viennent à lui, sans qu’il les ait cherchés.

Bien sûr, rien n’existe depuis aujourd’hui. Ce que nous croyons inventer, nous le découvrons. L’inventeur d’un trésor, aux termes de la loi, c’est celui qui le trouve, parce que qu’il existait réellement, et non point seulement dans son imagination. On peut inventer des histoires. Qui nous dit cependant que nous ne puisons pas tout simplement dans un trésor mis à la disposition des initiés et des poètes ?

Les fantasmagiques d’aujourd’hui sont les continuateurs de ceux qui ont enrichi l’humanité depuis des millénaires, sous tous les cieux, dans toutes les civilisations. Les rois mages pourraient être les répondants de la fantasmagie. Ils cherchaient dans les astres ce que d’autres cherchaient dans les entrailles des animaux sacrifiés, dans le vol des oiseaux, dans les signes par quoi se manifeste le destin, dans le jeu des dés, le pile ou face de la pièce de monnaie, dans la courte paille.

La quête du merveilleux, c’est la constante interrogation des moindres choses, pour leur faire livrer la parcelle de vérité éternelle qu’elles peuvent détenir. La science a rejoint et dépassé les poètes. De "merveilleuses" machines à penser et à calculer vérifient chaque jour à des vitesses de travail vertigineuses les hypothèses des savants qui ont mis en équation le rêve des poètes. Tout est possible puisque tout existe. Le seul problème est celui de la communication. L’imagination la plus riche n’est qu’un instant de clairvoyance, une trouée de lucidité qui révèle cet univers où nous baignons, mais qui est devenu impénétrable à l’homme infirme, privé de ses facultés divinatoires.

Avez-vous déjà, montant un escalier dans l’obscurité, senti votre main frôlée par une autre main, celle de quelqu’un d’invisible qui vous croise et disparaît à jamais, sorti et retourné au néant ? Si oui, vous pouvez me comprendre....

Point n’est besoin pour "entrer en contact" de faire grand tapage. Le secret se passe de fracas. C’est pourquoi je trouve plus de véritable fantasmagie à Chamisso, à Ernst Jûnger, aux histoires de fantômes, aux légendes paysannes qu’à Lautréamont. L’irréel est dans le réel et les constructions arbitraires (sauf génie prémonitoire de la folie) ne me satisfont qu’à demi.

Au même titre, je demeure circonspect devant l’esthétique surréaliste et je répudie l’abstrait. Tout le mystère est dans le quotidien. Les toiles surréalistes cessent de nous émouvoir dans la mesure où elles sont compliquées. Tout ce qui est excessif est insignifiant. L’éloquence insolite la plus efficace n’exige nullement la mobilisation simultanée de toutes les images du délire. Plus on en remet, moins on atteint. Il y a chez pas mal d’artistes des moments dont l’étrangeté pure, simple, mesurée, efface les plus tonitruants éclats des horreurs surréalistes. Si, pour citer un nom, Aubin Pasque nous atteint, ce ,’est pas autant par ce qu’il nous montre que par ce qu’il nous suggère. Bien d’autres nous intriguent par l’intelligence qui sourd de leur œuvre, comme une sève dont la saveur inconnue nous surprend. Mais la fantasmagie n’est pas le musée Spitzner. Ce n’est pas non plus carnaval. C’est tout d’abord une manière de penser. Il faut trouver désormais un langage. Celui-ci ne peut être ni ridicule, ni grossier.

Thomas OWEN
1960


Extrait Fantasmagie n°47

Qu’entendez-vous par art fantastique et magique ?

Georges ADAM, Bruxelles - Essayer d’aider les hommes à s’échapper du monde matériel en leur montrant des images étranges ayant le moins possible de rapport avec les idées préconçues (savantes ou naïves) que la plupart d’entre eux se font des choses et des faits terrestres pour les conduire vers le rêve et si possible vers un idéal de lumière et de vérité.
L’imagination peut conduire à une "vérité" aussi valable que les prétendues "vérités" religieuses ou philosophiques.
L’art fantastique peut donc donner au monde une "philosophie" polaritaire par rapport au matérialisme actuel et aider les hommes à accéder à une nouvelle élévation d’esprit.

STAN BAELE, Deurne-Anvers - Si l’on appelle "fantastique" le monde où naissent nos pensées, le mot "magie" permet de nommer la force qui l’extériorise et met irrémédiablement en branle la sensibilité de l’individu qui la perçoit. l’obligation d’une comédie "allégorique". L’allégorie, en effet est ici, remplacée par l’expression directe des sensations premières d’un monde conçu et construit par l’artiste.
A travers le surréalisme, l’art fantasmagique nous conduit dans un monde d’idées, uniquement exprimable par symboles et abstractions.
En 1949, déjà le Dr R. F. PIPER (Syracuse University) appelait cet art : "l’art cosmique".






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